domingo, 11 de diciembre de 2011

Mapa Europa del S.XVI


En 1516 Carlos I fue proclamado rey de Castilla y un año después llegó a España procedente de los Países Bajos. El joven rey asumía la importante herencia territorial de los Reyes Católicos: Castilla, Aragón y Navarra, además de todos los restantes territorios que estos reinos poseían en Italia, el norte de África y América. Al morir su abuelo Maximiliano de Austria heredó sus posesiones en Alemania y Austriaademás de los derechos al título de emperador del Sacro Imperio. Su legado era un conjunto heterogéneo de territorios que solamente tenían en común a su monarca y que se hallaban dispersos por el mapa europeo y extraeuropeo.

La idea de monarquía universal se enfrentaba a la oposición de Francia, la otra gran potencia de Europa. Durante el reinado de Carlos V ambos países se enfrentaron en el norte de Italia y en Flandes y Borgoña. Carlos V quería neutralizar a Francia y desalojarla definitivamente de Italia. Finalmente, después de la batalla de Pavía, se firmaron la Paz de Cambrai y la Paz de Cateau-Cambrésis.

La otra gran amenaza fue la expansión del imperio otomano. Los turcos habían iniciado una expansión por los Balcanes, amenazando las posesiones imperiales en Austria.

El asunto más grave fue la expansión del protestantismo que representó la ruptura de la unidad de la Iglesia católica. La lucha con el protestantismo se convirtió en la principal preocupación del emperador preocupación del emperador.

Felipe II hereda el trono con unos objetivos muy parecidos a los de su padre. Respecto a la política exterior tenemos que destacar la rebelión con Flandes. El conflicto de los Países Bajos era la suma de las aspiraciones de autonomía política de la nobleza flamenca, encabezada por Guillermo de Nassau y el Conde de Egmont. La intransigencia de Felipe II ante la libertad de cultos fue total y las medidas militares fueron la respuesta, enviando al Duque de Alba, primero, y Luis de Requesens, más tarde, para sofocar la rebelión por medio de los tercios de Flandes. El conflicto se internacionalizó por la ayuda que Guillermo de Nassau recibió de Inglaterra, de los protestantes alemanes y de los hugonotes (protestantes) franceses. En los Países Bajos se dirimía algo más que un problema regional. Al final, el país quedó dividido entre una zona norte de mayoría protestante, y una zona sur mayoritariamente católica. Pero quizá lo más espectacular del reinado de Felipe II fue la unión con Portugal, que configuró no sólo la unidad territorial peninsular, sino la de todos los dominios americanos y africanos de ambas potencias. La muerte del rey de Portugal, Don Sebastián, convirtió a Felipe II en heredero de la Corona portuguesa en 1.580. Dos reinados se reunían bajo un mismo centro, lo que no impidió que en Portugal siguiera manteniéndose una corriente a favor de su separación del hegemónico vecino castellano.

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